Médicos y enfermeros advierten del deterioro de la calidad asistencial como consecuencia del incremento del 25% en su carga de trabajo
La decisión de la Consejería de Salud de cerrar por las
tardes durante todo el verano tres de cada cuatro centros de atención
primaria de la capital para ahorrarse las sustituciones de los
profesionales que están de vacaciones no ha pasado desapercibida por los
ciudadanos ni mucho menos para los médicos encargados de atenderles.
Desde que la medida empezó a aplicarse el pasado 2 de julio, la presión
asistencial de los facultativos se ha visto incrementada en un 25%. Los
números no engañan. Si a finales de junio el balance de citas pasadas
por cada sanitario arrojaba una media de 30 pacientes al día -una
cantidad que las sociedades de médicos de familia ya consideran
importante-, actualmente asciende ya a 37, según los últimos datos que
maneja el Distrito Sanitario de Málaga. Ése es el promedio, aunque se
han alcanzado picos de hasta 45. Unas cifras que contrastan con los 25
que se registran durante las mañanas y los 16 por las tardes en los
siete centros de la zona que continúan operativos en horario vespertino
(Puerta Blanca, El Palo, Cruz del Humilladero, El Cónsul, La Roca,
Rincón de la Victoria y Almogía).
Ante este panorama, el personal de atención primaria ya
ha dado la voz de alarma advirtiendo de que la sobrecarga de trabajo
puede acabar repercutiendo en la atención que se presta a los pacientes
al estar la viabilidad del sistema sujeta con alfileres. La mejor prueba
de ello está en Portada Alta, donde a la merma propia que conllevan las
vacaciones sin cubrir de tres facultativos se vio agravada por la baja
por enfermedad de otros tres, de forma que hasta que el SAS reaccionó el
lunes incorporando un refuerzo, durante varios días únicamente han
estado cuatro médicos para realizar el trabajo que, en condiciones
normales, correspondería a diez.
Baja la concentración
«El grado de concentración disminuye y con la agenda de
la consulta tan encorsetada no siempre se puede dedicar todo el tiempo
que se quiere, entre otras cosas porque a los pacientes que cada
profesional tiene asignados hay que sumarle los cupos de otros
compañeros. Nosotros siempre abogamos por que se le dediquen diez
minutos a cada paciente, pero eso es algo que antes no se cumplía y
ahora mucho menos», afirma el presidente del Colegio de Médicos, Juan
José Sánchez Luque, quien, no obstante, insiste en enmarcar esta
situación en el contexto de crisis y con un carácter provisional hasta
que el 15 de septiembre todos los centros de salud vuelvan a estar
abiertos de 8.00 a 20.00 horas.
También reconoce que «toca arrimar el hombro» el
presidente del Colegio de Enfermería, Juan Antonio Astorga, aunque ello
no le impide mostrarse especialmente crítico con los recortes en la
atención primaria. «El ambiente está muy caldeado porque se están
redoblando los esfuerzos y se genera mucha tensión con los usuarios.
Además, por mucho que pueda ayudar la historia digital, no son los
pacientes que tratas de forma cotidiana», explica. Igualmente, advierte
de que con la suspensión de las actividades programadas «los centros de
salud corren el riesgo de parecerse a los antiguos ambulatorios en los
que sólo se cubrían las demandas de asistencia».
Más contundentes fueron ayer en CC OO al denunciar que
los recortes «están suponiendo un retroceso de la sanidad de al menos 30
años». Según informó el responsable de Atención Primaria del
sindicato, Manuel Sierra, la falta de personal en los centros de salud
está provocando «que se habiliten consultas de atención no demorable en
los periodos reservados a otras actividades básicas en salud como
planificación familiar, control de embarazo, niño sano o seguimiento de
procesos crónicos». Todo ello, a su juicio, se traduce en un claro
deterioro de la calidad asistencial, provocando además «diferencias de
atención a la ciudadanía dependiendo de cuál sea su centro de salud de
referencia».
Pese a este clima, el director médico del Distrito
Sanitario de Málaga, Bernardo Herrera, afirma que las conclusiones están
siendo positivas hasta el momento. «Aunque a priori pudieran existir
temores entre los profesionales y los usuarios, lo cierto es que la
experiencia no está resultando nada dramática, ya que las medidas se
adoptaron teniendo en cuenta los flujos habituales de cada centro de
salud a fin de evitar que se produjeran situaciones de colapso»,
asegura. No obstante, reconoce que «siempre pueden surgir complicaciones
puntuales», en referencia a Portada Alta. Un caso excepcional para la
Administración; la punta del iceberg para los profesionales.
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