viernes, 29 de agosto de 2014

El sector servicios se acerca ya al 80% del PIB y copa casi nueve de cada diez empleos

La caída de la construcción ratifica al sector terciario, encabezado por el turismo, como el segmento hegemónico de la economía malagueña

La crisis ha disparado aún más el protagonismo del sector servicios en la economía de la provincia de Málaga por la debacle de la construcción y las carencias que sigue mostrando el tejido industrial. De esta forma, los servicios –que incluyen, además del macrosegmento turístico, al comercio, el transporte o los servicios a empresas– acaparan ya el 87% del total de los 513.000 ocupados que la provincia cerró 2013. Casi 450.000 malagueños trabajan en el segmento terciario de la economía, que alcanza así su mayor peso de siempre en la provincia, según el informe anual del mercado de trabajo elaborado por el Servicio Estatal Público de Empleo a partir de los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
En el mismo se señala que los servicios concentran además entre el 75% y el 80% del PIB provincial, estimado en más de 25.000 millones de euros al año, constatando que la riqueza malagueña viene, fundamentalmente y cada vez en mayor porcentaje, de su sector terciario. En España, el peso de los servicios roza el 71%, casi nueve puntos por debajo de Málaga.
El estudio también refleja que la construcción es la actividad más castigada en Málaga por la crisis, lo que ha hecho que su incidencia en el PIB de la provincia se haya reducido considerablemente en los últimos años. De suponer cerca del 20% de la producción en los años del boom inmobiliario, la construcción ha pasado a representar únicamente el 12%. Aunque sin duda, la bajada mas sensible se deja notar en el empleo. Hasta el año 2007, Málaga llegó a dar empleo a unos 100.000 trabajadores en los tajos de obra, tanto para la edificación de vivienda como en la ejecución de infraestructuras. En 2013, la cifra se quedó en los 28.300 ocupados a cierre del ejercicio.
El dibujo de la economía malagueña lo completan la industria y la agricultura, segmentos con una representatividad bastante exigua del 6% y del 2% respectivamente en el PIB de la provincia. La industria da empleo a unos 23.400 personas en Málaga y la agricultura sólo a 13.300 (muchos de ellos encadenando múltiples contratos temporales).


Un debate siempre abierto
El predominio del sector servicios en Málaga, sustentado en la potente industria turística de la Costa del Sol, siempre ha sido fuente de debate. El sector es poderoso aunque de escaso valor añadido y muy sensible a los vaivenes del mercado. Se ha hablado en muchas ocasiones del riesgo de monopolio económico en la provincia (o de duopolio, cuando la construcción vivía sus momentos álgidos). El tema ciertamente divide a los expertos; los hay que postulan la necesidad de empezar a sentar ya las bases de un necesario cambio de modelo productivo. Los sindicatos están por esa línea, recordando que los servicios representan el sector con más temporalidad en la contratación (en Málaga, sólo el 5% de los contratos que se firman al mes son indefinidos). Otros defienden, en cambio, que la clave está en «hacer más productivo el modelo actual», sin necesidad de renunciar a los elementos que históricamente le han dado sus mejores resultados.
Entre estos últimos figura el presidente de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM) y de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), Javier González de Lara, que se muestra partidario de no cambiar el modelo aunque sí de perfeccionarlo.
«Las economías avanzadas van siempre hacia la terciarización. Yo no lo veo mal pero, ojo, con el matiz de que haya una industria que le sirva de equilibrio», apunta González de Lara, que recuerda que la estrategia europea del Horizonte 2020 pretende que las economías de los estados miembros alcancen un 20% de su PIB ligado a la actividad industrial.
Si fuera por esto, Málaga desde luego está muy lejos del objetivo (está en el 6%), aunque el presidente de la CEM confía en que se vaya incidiendo cada vez más en áreas como la logística, las nuevas tecnologías, las industrias culturales o las energías renovables, además de crear un clima favorable para la inversión. Recuerda, eso sí, que la industria europea debe concentrarse en el valor añadido, ya que es imposible competir con los bajos costes salariales de China y el sudeste asiático.
González de Lara también cree que la construcción debe volver a ser un pilar importante de la economía malagueña, aunque sin repetir los excesos del pasado. En este sentido, 2013 parece haber marcado un punto de inflexión en el sector inmobiliario de la provincia gracias, ante todo, a la venta de inmuebles a extranjeros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario