Los expertos vaticinan que los embargos seguirán creciendo
En el registro del Decanato de Málaga, encargado de repartir las demandas y denuncias a los juzgados de la capital, no dan abasto. A las quiebras, suspensiones de pagos y los despidos se suman las demandas presentadas por los bancos por impagos de los préstamos hipotecarios. Tras el cierre masivo de empresas y pérdida de puestos de trabajo llega la cara más amarga, el último eslabón de la cadena de la crisis y quizá también el más duro: el de la pérdida de la vivienda.
En lo que va de año, los bancos se han quedado con más de mil pisos de malagueños que no han podido hacer frente al pago de sus hipotecas. Y lo peor puede estar aún por venir. Algunos expertos auguran un empeoramiento de la situación: los embargos aún no han tocado fondo.
Hasta el pasado día 20, los juzgado de la capital han registrado 1.162 demandas de ejecución de hipotecas. El cómputo total supera ya en casi un 30% las cifras de todo 2008, año que se cerró con 850 embargos.
El crecimiento de los procedimientos judiciales por impago de hipoteca comenzó a mostrarse con fuerza en el segundo semestre de 2008 y, especialmente, a partir de noviembre y diciembre, meses en los que -según fuentes del Decanato de Málaga-, los bancos llegaron a presentar hasta 25 demandas en una semana.
Las ejecuciones hipotecarias no han hecho más que crecer desde entonces y, como auguraban los expertos a finales del año pasado, lo que estaba asomando en ese momento era sólo la punta de un iceberg que todavía no ha acabado de emerger.
La predicción se ha cumplido y va a seguir cumpliéndose porque, como explica Antonio Salto, secretario de un juzgado de primera instancia de la capital, «aquí tenemos cada día más ejecuciones hipotecarias. Por ejemplo, de las 36 demandas que hemos recibido hoy, la mayoría eran por impagos de hipotecas. Lo que estamos viendo en los juzgados, lo vamos a seguir viendo si el empleo no empieza a remontar. Son las consecuencias de la destrucción de puestos de trabajo que comenzó en 2008 y que todavía, por lo que indican las estadísticas, no ha acabado. Muchas familias se han quedado sin ingresos, sin poder pagar la casa y acaban perdiéndola».
Una muestra de la profunda crisis que ahoga a miles de familias es que las subastas judiciales de los inmuebles se han multiplicado por diez en algo más de un año. En casi un 90% de los casos las viviendas se las adjudican los propios bancos por falta de postores. La falta de liquidez en el mercado, la sobrevaloración de la tasación y las expectativas de que el precio de la vivienda pueda seguir bajando en los próximos meses son los factores que determinan que la gran mayoría de las subastas queden desiertas.
Una muestra de la profunda crisis que ahoga a miles de familias es que las subastas judiciales de los inmuebles se han multiplicado por diez en algo más de un año. En casi un 90% de los casos las viviendas se las adjudican los propios bancos por falta de postores. La falta de liquidez en el mercado, la sobrevaloración de la tasación y las expectativas de que el precio de la vivienda pueda seguir bajando en los próximos meses son los factores que determinan que la gran mayoría de las subastas queden desiertas.
Vivienda habitual
A diferencia de la crisis de los 90, que afectó al gremio de la construcción y en la que se llegaron a subastar edificios enteros, «la de ahora se está llevando por delante inmuebles que constituyen la vivienda habitual de muchas familias», explica Alfredo Martínez, delegado en Málaga de la Asociación de Usuarios de la Banca (Ausbanc), quien augura un 2010 mucho peor.
Normalmente las entidades financieras presentan la demanda de ejecución a la tercera cuota impagada, aunque ya cada vez es más frecuente que ejecuten a la primera. «Los bancos son ya menos benévolos. Cuando analizan el historial económico y comprueban que detrás del impago, por ejemplo, hay una situación de paro del deudor, no esperan, directamente ejecutan. Para ellos, es peor esperar», añade el representante de Ausbanc.
No obstante, no todo está perdido. Los hipotecados pueden salvar su vivienda 'in extremis' de la subasta depositando en una cuenta del juzgado el dinero de las cuotas impagadas. La Ley de Enjuiciamiento Civil da a los deudores esa opción para evitar la ejecución hipotecaria y poder rehabilitar de esta manera los prestamos, aunque, eso sí, con la obligación de abonar los intereses de demora y las costas judiciales. «Esta es una opción que existe y que mucha gente desconoce», agrega Martínez.
A noventa años
Y ante la profunda recesión hay quienes deciden tirar como sea y no perder la casa, aunque eso suponga seguir pagando la hipoteca hasta morir de viejo. El miedo de las familias a perder la vivienda y el interés de las entidades financieras de seguir cobrando la la hipoteca está llevando a situaciones un tanto esperpénticas. Lo pone de manifiesto la propia Ausbanc. Según su delegado, algún banco, como por ejemplo Banesto, está haciendo ampliaciones de hipotecas a pagar en 90 años. «No les interesa quedarse con la casa, por lo que ofertan una importante reducción de las cuotas mensuales que la familia pueda asumir ante una merma de ingresos, como por ejemplo el desempleo de uno de sus miembros, a cambio de una ampliación del préstamo que se fija a pagar en un plazo de 90 años».
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