lunes, 20 de junio de 2011

El 15-M se reivindica en Málaga con una manifestación masiva

La manifestación de ayer se desarrolló sin incidentes y fue una de las más multitudinarias del país.



El movimiento del 15-M ha vuelto a dar un puñetazo en la mesa representado ayer por miles de ciudadanos en las calles de Málaga. Fue un golpe de civismo, nunca violento -no hubo ni un solo incidente-, pero sí muy visible y sonoro. Ni el día de playa ni la resaca del terral pudieron con la determinación de los 'indignados', que volvieron a tomar la plaza de la Constitución con un único grito: 'Democracia Real Ya'.

Las cifras, como siempre, varían según la fuente, aunque ni los más optimistas vaticinaban semejante participación. La organización estimaba el número de asistentes en unos 25.000 -calculaban una densidad de entre cuatro y cinco personas por metro cuadrado-, mientras que desde la Policía Local se rebajó a 12.000 -a una media de dos a tres personas por metro-, lo que convierte la manifestación de Málaga en una de las más multitudinarias del país.


Los momentos previos al inicio de la marcha no hacían presagiar la masiva afluencia de público. A las 18.45, quince minutos antes de la hora de inicio fijada en la convocatoria, apenas había cuatrocientas personas en la puerta del Ayuntamiento de la capital, que fue el punto de partida elegido. Los sonidos de los tambores, sin embargo, sí anunciaban que algo estaba a punto de pasar.

En ese cuarto de hora, el 15-M volvió a tomar cuerpo. Empezaron a aparecer centenares de ciudadanos desde todos los rincones del Paseo del Parque hasta reunir a las más de cuatro mil personas que ya había en los alrededores del consistorio a las siete de la tarde. El 19-J, la última versión del movimiento indignado, tuvo como 'leitmotiv' la protesta ante la firma del pacto del euro, que impone recortes y medidas de disciplina fiscal en los países de la zona euro. «Europa para los ciudadanos, no para los mercados» fue uno de los lemas.



La manifestación recorrió la avenida de Cervantes, dobló por la calle Cortina del Muelle y viró hacia la plaza de la Marina, donde llegó la cabeza de la marcha sobre las siete y media de la tarde. Miles de gargantas, una sola voz: «¡Queremos Islandia -donde un movimiento ciudadano ha sido capaz de derrocar un Gobierno-, no Disneylandia!».

Hubo cánticos contra todo el mundo. Contra los políticos («vamos a contar mentiras, tralará, el PSOE es socialista y el PP es popular», contra los medios («periodistas, digan la verdad»), contra los bancos («el hijo de Botín, a trabajar en Burguer King»), contra los que cifran las manifestaciones («luego diréis que somos cinco o seis»).

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