jueves, 9 de julio de 2009

Jóvenes al examen de las fosas: los voluntarios de San Rafael

Una veintena de estudiantes procedentes de California, Cataluña y el resto de Andalucía se incorpora a los trabajos de exhumación del antiguo cementerio

LUCAS MARTÍN. MÁLAGA
Las rodillas de Ana Camats se hunden en el polvo. Con una mano se sostiene sobre la tierra, con la otra trata de espejear un cráneo. Su pulso late al lado de una muñeca paralizada, ya inservible. La distancia paleontológica entre ambos cuerpos, el suyo y el que yace en el suelo, es demasiado corta para no sentir y acomodarse únicamente en satisfacciones enciclopédicas. "He participado en otras excavaciones, pero esto no es lo mismo que exhumar una necrópolis", dice.

Ana llegó el pasado martes al antiguo cementerio de San Rafael procedente de Lérida. En el camposanto, considerado el mayor cadalso de la Guerra Civil y la represión franquista, trabajará como voluntaria junto a otros jóvenes, siempre en grupos de veinte, en turnos de no más de quince días. La iniciativa corresponde al Instituto Andaluz de la Juventud, que ha confeccionado una lista que mantendrá la excavación repleta de estudiantes hasta finales de agosto.

La mayoría son alumnos o licenciados en historia, pero también acuden jóvenes adscritos a otras disciplinas. El único requisito es el interés humano. Durante esta quincena, se esmeran voluntarios de Cataluña, Canarias y otras partes de Andalucía, pero también está prevista la presencia de alumnos más remotos, como los de la Universidad de California.

Jordi Serra, natural de Manresa, es estudiante del primer curso de Historia en Barcelona. Al igual que el resto de jóvenes enrolados en la iniciativa, comparte la estupefacción por lo sucedido en el cementerio, donde ya han sido exhumados los restos de más de 2.700 personas.

La magnitud de la tragedia, desleída en huesos arremolinados junto a alambres y restos de cal, se convierte en una lección descorazonadora, necesaria y dura. Lara Delgado, de Torremolinos, confiesa que lo más duro fue encontrar piezas dentales de niños y esqueletos de mujeres embarazadas.

Su discurso dibuja puntos de unión con el del resto de voluntarios. Jorge Sánchez, de Martos (Jaén) no se explica que los trabajos no se realizaran antes y habla de la conmoción de descubrir en el campo los signos tuertos de la barbarie.

El conocimiento del horror y el aprendizaje de técnicas arqueológicas no son los dos únicos aspectos que valoran los voluntarios. Beatriz Palacios, estudiante de Relaciones Laborales, de Teba, repite la experiencia por segundo año. "Se aprende mucho y te permite saber lo que ocurrió aquí", razona.

Junto a los jóvenes y el equipo de arqueólogos, destacan dos voluntarios más veteranos. Son Rafael Molina y Andrés Prado, profesor de un instituto de Secundaria, que se incorporaron a la excavación hace ya más de dos años con el único afán de aprender y colaborar. Ambos sólo tienen elogios para los trabajadores y los miembros de la Asociación contra el Silencio y el Olvido por la Memoria Histórica. "La mejor receta contra el odio es venir y conocer lo que ocurrió en el cementerio", precisan. La verja permanece abierta todas las mañanas.

http://www.laopiniondemalaga.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009070900_2_273014__Malaga-Jovenes-examen-fosas-voluntarios-Rafael

No hay comentarios:

Publicar un comentario