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Sólo 18 municipios han reducido la
recaudación de impuestos directos y tasas municipales respecto a 2008 –
Los habitantes de Benahavís, Casares, Atajate y Manilva aportan entre
1.500 y 2.200 euros al año en impuestos al ayuntamiento
Los ayuntamientos de Málaga encuentran pocas recetas viables ante el
ahogo económico al que se ven sometidos desde el inicio de la crisis. La
pérdida de convenios urbanísticos, la reducción de las aportaciones del
Estado, la acumulación de deudas a proveedores y los costes laborales
se han juntado en una tormenta perfecta contra las arcas municipales. La
primera reacción adoptada en la mayoría de los municipios ha sido
aumentar la presión fiscal, con idea de captar recursos mediante
impuestos directos (IBI, IAE, IVTM, entre otros) y tasas por los
servicios municipales. Este apretar las tuercas se ha traducido en un
incremento del 23,3% de la recaudación entre 2008 y 2012, pese a que el
paro y los recortes han hundido la capacidad económica de muchas
familias.
La paradoja de esta crisis es que justo en el momento en
que la sociedad se encuentra más exhausta, las administraciones se han
convertido en más exigentes en el pago de impuestos y tasas. Los
ayuntamientos, situados al final de la cadena de financiación pública,
han recurrido a sus únicas armas: aumentar el cobro del IBI, el IAE, el
impuesto de circulación y establecer nuevas tasas –o más altas– por los
servicios municipales.
Esta senda ha sido transitada por 69
municipios de la provincia, según los datos de liquidación de los
presupuestos municipales de 2012 ofrecidos por el Ministerio de
Hacienda. En cambio, sólo en 18 localidades se ha aflojado la presión
fiscal a sus habitantes, destacando el caso de Júzcar, que ha rebajado
un 60,7% su recaudación y se sitúa como el municipio de la provincia con
menor presión fiscal por habitante, con sólo 184 euros anuales abonados
en impuestos de media por cada vecino.
La situación de Júzcar es
llamativa si se compara con el otro extremo de esta lista, allí donde se
abona mayor cantidad de impuestos. Benahavís comanda desde hace años
esta clasificación, fruto de un importante sector hostelero, un
desarrollo urbanístico centrado en viviendas de alto nivel y un sector
turístico importante. Así, en este municipio cada habitante abona al año
de media 2.197 euros, cifra que sin embargo supone un importante ahorro
respecto a 2008. Esto se debe a que es uno de los pocos municipios que,
gracias a unas cuentas municipales saneadas, se ha permitido rebajar la
presión fiscal un 22,9% respecto a 2008, cuando cada vecino pagaba de
media, en impuestos y tasas municipales, unos 2.846 euros al año.
Aunque
el incremento de la presión fiscal ha sido mayoritario en la provincia,
éste ha sido dispar entre los municipios. Hay pueblos, especialmente
algunos menores de 20.000 habitantes, donde el cambio ha sido más que
evidente. Jimera de Líbar es donde el cambio de tendencia ha sido más
evidente, al crecer la presión fiscal un 123% respecto a 2008, lo que le
convierte en uno de los tres pueblos de la provincia, junto a Valle de
Abdalajís (117%) y Arenas (104%), donde la recaudación se ha
incrementado por encima del doble por una subida de las tasas e
impuestos municipales.
Junto a estos tres municipios, destacan
otros como Almargen, Antequera, Humilladero, El Burgo, Casarabonela,
Teba, El Borge, Jubrique, Sedella y Benaoján, donde el incremento de la
recaudación ha oscilado entre el 81,8% y el 61,4% respecto a 2008, según
los datos ofrecidos por el Ministerio de Hacienda.
Pero más allá
de los porcentajes, estos aumentos tienen un efecto muy claro en el
bolsillo de los malagueños. Volviendo al caso de Jimera de Líbar, por
ser el más evidente, sus vecinos han pasado de hacer frente al pago de
unos 313 euros de media en 2008 en impuestos municipales a los 700 euros
del año 2012. En Arenas ha pasado lo mismo, al pasar de 213 a 435 euros
al año por habitante en el mismo periodo, mientras que en Valle de
Abdalajís se ha pasado de 120 a 261 euros.
El incremento en la
recaudación a nivel provincial se ha dejado notar en la mayoría de las
arcas municipales, ya que los ayuntamientos manejaron en 2012 unos 1.135
millones de euros, frente a los 920,7 millones de 2008, cuando se
suponía que la crisis no había hecho su aparición en todo su esplendor y
se vivía de los últimos estertores de la riqueza generada por el boom
inmobiliario.
Esto, traducido a un lenguaje más ciudadano, supone
que el malagueño ha pasado de pagar 491 euros por cabeza en 2008 en
impuestos y tasas municipales en 2008 a pagar los 522 euros que pagó de
media en 2012.
La mayor parte de este incremento de los ingresos
fiscales de los ayuntamientos se sustenta en los impuestos directos y,
sobre todo, en el IBI. La actualización de los coeficientes aplicados
durante los últimos cinco años ha disparado el ingresos municipal. Los
ajustes al alza en el IAE y el IVTM también han alimentado este flujo de
financiación, que en 2012 había crecido un 30,2% respecto a 2008.
En
cambio, las tasas municipales, pese a tirar al alza, su crecimiento ha
sido más modesto, aumentando alrededor del 8% los ingresos por este
concepto entre 2008 y 2012.
Las buenas noticias se acumulan en los
18 municipios donde la presión fiscal se ha reducido de forma evidente
en los últimos cinco años, según el Ministerio de Hacienda y a falta de
otros 14 municipios sobre los que hay información incompleta que impiden
analizar su evolución.
Como ya se comentó con anterioridad, Júzcar
es el municipio con mayor caída de la presión fiscal, pero no el único.
Moclinejo (-46%), Istán (-34,1%), Frigiliana (-32,1%) y Ojén (-31,8%)
también han experimentado rebajas superiores al 30%, seguidos de cerca
por Colmenar, Nerja, Benahavís, Viñuela y Árchez, que oscilan entre el
30% y el 17%.
http://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2013/09/08/presion-fiscal-crece-23-provincia/615206.html
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