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Un 37,3% de los niños andaluces vive en el
seno de una familia con dificultades económicas, diez puntos más que en
el resto de España
MARINA FERNÁNDEZ
Más de 669.000 menores andaluces están en riesgo de pobreza al
encontrarse por debajo del umbral de la pobreza. Si se extrapola la
cifra, en Málaga sería de 123.000 niños y adolescentes. Estas cifras no
han dejado de crecer desde que comenzase la crisis económica allá por
2007. Los expertos lamentan que éstas se incrementan de manera
exponencial desde entonces y temen hasta dónde puedan llegar dado lo
poco halagüeño de las expectativas.
Y es que según los últimos
indicadores que maneja Unicef España, correspondientes al año 2011, para
menores de 18 años la tasa total de pobreza infantil es del 27,2% en
toda España, si se tiene en cuenta una medida de umbral de ingresos de
15.800 euros. Para calcular esta cifra se cuenta con los ingresos de una
familia de cuatro miembros, compuesta por dos adultos y dos niños. De
este modo, aquellos niños cuyo seno familiar percibe menos de 1.300
euros al mes se considera en riesgo de pobreza.
Según Unicef, los
niveles en Andalucía aumentan. Esta comunidad autónoma cuenta con más
familias con ingresos inferiores a 15.800 euros, lo que hace que se pase
de un 27,2% de niños al 37,3%, lo que, con una población de 1,6
millones de menores de 18 en la comunidad arroja que la región tiene a
más de 669.000 niños en esta situación, comparados con los del resto de
España.
El responsable de políticas de infancia de Unicef España,
Gabriel González Bueno, afirma que al calcular esta cifra, a veces se
produce un efecto «extraño». «Los niños han empezado a ser los más
pobres, tradicionalmente lo eran los más mayores, pero a partir de 2010
son los que mayor nivel de pobreza tiene por grupos de hogar. Es más
bajo el umbral, los niños son más pobres, y los mayores menos, no porque
estén mejor, sino porque respecto al total de la población los mayores
se han visto protegidos por las pensiones y los niños han visto cómo las
ayudas y becas han bajado», afirma.
El responsable asegura que a
la ONG le preocupa mucho que haya aumentado la pobreza infantil, porque
se ha incrementado la intensidad y se ha hecho crónica. Por este
motivo, considera que cuando tengan los datos de 2012 seguramente
constaten que ha bajado un poco, porque el umbral podría bajar hasta los
14.000 euros, al contar con menos ingresos de media. Así, ejemplifica
que la media en 2009, a los inicios de la crisis económica, era de
16.800 euros.
El informe Report Card nº 11 de Unicef mide la
situación de la infancia en las 29 economías más avanzadas del mundo de
acuerdo con cinco dimensiones clave de la vida de los niños: bienestar
material, salud y seguridad, educación, conductas y riesgos, y vivienda y
medio ambiente. La principal conclusión del estudio es que la pobreza
infantil en estos países no es inevitable, sino que es sensible a las
políticas y que determinados países protegen mejor que otros a los niños
más vulnerables.
Los Países Bajos y cuatro países nórdicos
–Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia– copan los primeros puestos de la
clasificación general del bienestar infantil, mientras que cuatro
países del sur de Europa –España, Grecia, Italia y Portugal– se
encuentran en la mitad inferior de la tabla. En este análisis
comparativo, España se encuentra además a la cola en el ámbito
educativo, ocupando el puesto 26 de 29 países analizados, según
publicaba Unicef en su página web.
El director de la Oficina de
Investigación de la organización, Gordon Alexander, asegura que Unicef
siempre insta a las administraciones a colocar a los niños y los jóvenes
en el centro de las tomas de decisiones. «Cada vez que estudian o
aprueban una nueva medida política, los gobiernos deben analizar sus
consecuencias concretas para los niños, las familias con hijos, los
adolescentes y los jóvenes adultos. Estos grupos no participan en el
proceso político o sus voces rara vez son escuchadas».
Consecuencias
Pero
hay más. Los niños con peores niveles de bienestar sufren las
consecuencias el resto de sus vidas. Por eso es fundamental que las
intervenciones en la primera infancia sean cruciales y deban ser
apoyadas por medidas en la etapa escolar para no perder los avances
hechos al principio. El estudio afirma que mitigar en el futuro el
impacto de las secuelas es más difícil, más costoso y tiene menos
probabilidades de tener éxito.
El responsable de políticas de
infancia de Unicef España insiste y asegura que además del trabajo que
se hace en cooperación al desarrollo cada vez les preocupa más que los
informes muestren la mella de España. «Llaman la atención tanto la
sociedad como los políticos. La pobreza infantil es una prioridad,
porque incluso en los años de bonanza era alta, pero la crisis he hecho
especial daño a este sector de la sociedad», reconoce.
Así,
apunta que el desempleo ha causado que la brecha sea aún mayor. «El
desempleo se ha cebado en familias jóvenes con hijos porque ha crecido
el incremento del paro por el sector servicios y la construcción, que
daba mucho empleo». Además, reconoce que las medidas de austeridad han
repercutido en las de tipo económico.
Y es que, según Gabriel
González Bueno, hay familias que pasan verdaderas dificultades comer o
para acceder a la educación. «Tienen dificultades para tener libros de
texto, las familias eliminan actividades de ocio como las extraescolares
del colegio porque no pueden pagarlas, y muchos cambian a viviendas de
peor calidad. Todo afecta a los niños», afirma.
Precisamente
sobre las viviendas, el portavoz de Unicef reconoce que los desahucios
–cada vez más comunes– están afectando mucho a los niños. «Es
enormemente traumático, los echan de sus casas, de su espacio», añade.
Por
eso, afirma que el conocido como el eslabón más débil de la crisis no
hace más que quebrarse. Tras varios análisis pormenorizados, han
determinado que los que más han sufrido son el grupo de jóvenes de entre
18 y 25 años, el grupo de edad al que ahora muchos conocen como la
generación perdida.
Así, recuerda que los más pequeños aún
tendrán posibilidades –o al menos más– puesto que aún deberán hacerse
adultos y entonces tendrán alguna posibilidad de encontrar empleo.
De
este modo, alerta: «Si comparamos 2009 con 2011 vemos que las cifras
cada vez aumentan más. A veces puede haber algún reajuste más, pero el
panorama social es peor que el de los últimos años y nada hace pensar
que haya habido una mejora». Por eso, recuerda que las ONG, como Cruz
Roja o Cáritas han tenido que emplear nuevas medidas para atender el
aumento de la demanda. De hecho, Cruz Roja ha atendido en Málaga de
manera indirecta durante 2012 a 7.994 menores dentro del programa de
Lucha contra la Pobreza, y mientras en 2009 atendía a mil personas, en
2012 cerró con 18.000 asistencias de urgencia.
Tres comidas al día para los más débiles
Hace
diez días la Junta de Andalucía anunció una medida que ha traído
polémica consigo. Se trata de la aprobación de un decreto ley para
luchar contra la exclusión social y en el que destaca, sobre todo, el
objetivo de que los niños realicen, por lo menos, tres comidas al día.
Para
este primer eje de la lucha contra la exclusión social, Díaz garantizó
que los menores tendrán tres comidas –desayuno, almuerzo y merienda– en
los colegios, para lo que contarán con la colaboración de ONG y centros
de días y una dotación económica de unos 16 millones de euros.
Con
ello, el Gobierno andaluz pretende poner rostro a la crisis a través de
los más vulnerables, los menores, en un momento de debilidad y crisis
brutal, en una comunidad donde el 6% de los niños viven en una situación
de extrema pobreza, contra la que la consejera de Presidencia e
Igualdad de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, aboga por ser
contundentes.
@MarinaFernandz
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