RECORDEMOS EL PASADO, LUCHEMOS POR EL FUTURO.
“Los fascistas no son como los hongos, que nacen así en una noche, no. Han sido los patronos los que han plantado los fascistas, los han querido, les han pagado. Y con los fascistas, los patronos han ganado cada vez más, hasta no saber dónde meter el dinero”. Novecento.
La barbarie fascista que asoló España durante décadas de terror, dejó rastro en forma de fosas comunes en la gran mayoría de ciudades y pueblos. El malagueño cementerio de San Rafael ha albergado durante décadas de silencio y miedo los cuerpos de las personas antifascistas asesinadas por los sicarios de Franco, que ejecutaron a la perfección el plan diseñado por los golpistas: paralizar mediante el terror al movimiento obrero y popular. Lograron vender la resistencia del pueblo, acabando con la vida de aquellos que luchaban por construir una sociedad diferente, al servicio de los trabajadores/as y las clases populares.
Esos terribles crímenes contaron con el amparo y la justificación de quienes se presentan como “mártires” de aquella “cruzada”, de quienes honran en grandes templos a sus “caídos por Dios y por España” mientras las víctimas del fascismo siguen en las cunetas y en las fosas comunes. Gloria para los vencedores; humillación, miedo y silencio para sus víctimas. Y al mismo tiempo que siguen beatificando a sus muertos, repiten la cantinela de que la memoria histórica de la lucha antifascista solo sirve para reabrir heridas. La vergonzosa desmemoria sufrida durante décadas ha humillado a las víctimas y permitido que muchos colaboradores directos e indirectos del franquismo se presenten como “demócratas ejemplares”.
El cambio político tras la muerte del tirano trajo avances para el pueblo, pero permitió que todo cambiara para que lo esencial siguiera igual hasta hoy: el absoluto dominio del gran capital. El mismo gran capital que financió el golpe fascista, que medró más aún al amparo del régimen franquista, que aniquiló al movimiento obrero para explotar más y mejor a los trabajadores y trabajadoras. Sin el apoyo decidido de las grandes fortunas de España y de las potencias fascistas europeas, el alzamiento franquista habría fracasado. No podemos permitir que siga oculta la memoria de quienes lucharon por los derechos de la clase obrera y el pueblo, ni tampoco olvidar lo que es capaz de hacer el capital cuando se siente amenazado.
Hoy día los herederos políticos del franquismo, transmutados en demócratas de toda la vida, siguen gobernando a favor de los más ricos y poderosos. En plena crisis capitalista, no solo dilapidan nuestros derechos sociales y laborales, sino que endurecen su represión, cuestionando incluso derechos básicos como el de huelga y manifestación; todo ello en un sistema político pensado para que gobiernen los de siempre al servicio de los de siempre.
Quienes están aún en las fosas comunes no luchaban por esta pseudodemocracia al servicio del gran capital, luchaban por una sociedad distinta, libre de explotación, al servicio de la clase obrera y las clases populares. Ahora más que nunca debemos luchar por esa nueva sociedad que ellos/as soñaron y que nosotros/as podemos conquistar. Para eso, necesitamos reforzar nuestros sindicatos y los movimientos sociales, y unir las luchas en un único frente obrero y popular.
La lucha de hoy es el mejor homenaje a nuestros antepasados, y la única manera de conquistar un futuro mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario