Los distritos de Puerto de la Torre, Bailén-Miraflores y La Palma-Palmilla acumulan el 10% del paro de toda la provincia. El distrito Este es donde se encuentra un mayor índice de desempleo entre directivos y técnicos
MIGUEL FERRARY. MÁLAGA La Palma-Palmilla, Bailén, Carlinda, La Trinidad, Puerto de la Torre, Miraflores de los Ángeles, La Virreina... Éstos son algunos de los barrios más azotados por el paro en la capital malagueña. La parte noroeste de Málaga es la que acumula el mayor número de desempleados de la ciudad y un alto porcentaje dentro del cómputo provincial. No es casualidad que uno de cada diez malagueños sin trabajo esté apuntado a la oficina del Servicio Andaluz del Empleo (SAE) de Gamarra, que agrupa a estos barrios.
Los datos aportados por la Delegación de Empleo, a través del SAE, son muy significativos. La oficina de Gamarra, que atiende a tres distritos de la capital (Puerto de la Torre, Bailén-Miraflores y La Palma-Palmilla), tiene unos 16.772 inscritos en el paro de los 155.330 que hay en toda la provincia. Por volumen es la oficina que maneja un mayor número de desempleados, en su mayor parte con edades comprendidas entre los 25 y 45 años y pertenecientes al sector servicios, en el 60% de los casos.
Estos barrios son los que acumulan las mayores cifras de la capital, pese a que hay barrios muchos más poblados, como son los entornos de la Carretera de Cádiz y la Cruz del Humilladero. Sin embargo, las oficinas del SAE situadas en La Paz (toda la parte oeste hasta Guadalmar) y en La Unión (Cruz del Humilladero, Huelin y El Perchel) acumulan ´sólo´ 11.952 y 10.197 desempleados inscritos, respectivamente.
Especialmente significativos son los datos recogidos en la oficina de El Palo, que atiende a toda la zona Este y algunos municipios cercanos, como Rincón de la Victoria, El Borge y Casabermeja. Eso explica que sea en ese registro del SAE donde haya un mayor nivel de paro del sector de la agricultura, que representa el 2,16% de los desempleados. Pero llama aún más la atención que el número de directivos en paro en esta zona de la ciudad triplique al registrado en cualquier otra parte de Málaga, mientras que el caso de los técnicos y administrativos, los datos también sean sensiblemente más importantes.
La razón se encuentra en que es donde el nivel educativo es mayor que en el resto de la ciudad. Los datos del Servicio Andaluz de Empleo muestran cómo casi el 10% de los parados en la zona Este tienen estudios universitarios, frente al 7,20% de los inscritos en Capuchinos (Centro y Ciudad Jardín).
Además, se da el caso de que un tercio de las personas sin trabajo en El Palo pertenece al sector de la construcción.
Pese a la caída de este sector, los servicios mantienen un peso especial entre los desempleados. El 60% pertenece a este segmento económico, frente al 22% de la construcción. Curiosamente aquellos que no han podido insertarse laboralmente todavía representan casi el 10% de parados de la capital.
Todo un barrio en paro. La caída del ladrillo hunde Mangas Verdes
La mayoría de los hombres en edad laboral del barrio está en paro por dedicarse casi en exclusiva a la construcción. Como consecuencia, la actividad en las tiendas también ha caído en picado
ALFONSO VÁZQUEZ. MÁLAGA Mangas Verdes, antigua tierra de viñas en las lomas de Ciudad Jardín, creció gracias al auge de la construcción en la Málaga de los 60 y 70. Miles de habitantes de pueblos y núcleos como Olías, Colmenar o Casabermeja bajaron a la capital para trabajar como albañiles y ellos mismos levantaron sus casas.
Ahora, la caída de la construcción ha sumido el barrio en el paro y muchas familias subsisten como pueden. Es el caso de Ana Moreno, cuya pensión de viudedad la destina a mantener a una hija y un nieto. "Les doy de comer y con una pensión que tengo de 500 euros, lo que hago es puchero, que me dura dos o tres días, y pongo caldo, fideos, otro día arroz, sopa y así". Su hijo también se encuentra en paro.
El de Pepi Martos es el único sueldo que entra en la familia, y eso que por dos horas que trabaja de monitora en un colegio recibe 195 euros. "Somos cuatro en casa y mi marido está con el desempleo, trabajaba en la construcción pero está en paro desde septiembre". En la familia de Pepi hay unas 12 personas en paro, que ella recuerde.
El hijo de Amparo López, también del barrio, ha tenido que regresar a la casa familiar "porque la cosa está muy mal". Su hijo trabaja en la hiperronda pero, como recuerda Amparo, "él no sabe si la cosa va a ser para dos meses". Haciendo memoria, esta vecina de Mangas Verdes calcula que en su calle hay ahora mismo ocho personas en paro.
En casa de Carmen Nevado están en el desempleo una de sus hijas y su marido. "Trabajaba en la obra y lleva un mes parado", destaca. La situación no parece llevarla bien: "Él de momento está aburrido. La desesperación vendrá más tarde porque él sólo sabe trabajar", resalta. En cuanto a ella, ama de casa, cuenta su paradoja, como la de muchas mujeres del barrio:?"Yo trabajo pero no cobro".
La que aporta más dosis de esperanza es Carmen Martínez, ex trabajadora de Cortefiel:?"La crisis de los noventa también fue muy grande, yo esto no lo veo tan mal, como en mi niñez lo he pasado tan mal...". Carmen, con 60 años, lleva trabajando desde los 12 años y ahora está prejubilada.
Carmen Nevado también cree que esta pésima racha para el barrio "tendrá que pasar, porque no siempre vamos a estar así".
En el caso de Pepi Martos, esta vecina ya ha tomado algunas medidas como renegociar su hipoteca con el banco y así ha logrado que los 1.200 euros mensuales se conviertan en 360. Un alivio.
La crisis se nota en el ambiente. En los grupos de hombres jóvenes que pasean por el barrio a horas de trabajo. "Cuando les veo les pregunto qué tal les va y me contestan: Aquí dando una vuelta", cuenta Pepi Martos, que además resalta que el paro se está notando en los comercios de Mangas Verdes. "Mi hermana tiene un puesto de verduras y quien antes venía y se llevaba un kilo de tomates ahora dice: Ponme dos tomatitos".
La parroquia del barrio también se hace eco de la situación. Amparo López, que colabora con la iglesia, cuenta que la parroquia se hace cargo de facturas de la luz y dirige a los vecinos en apuros a Cáritas. El barrio nacido del ´boom´ de la construcción vive como pocos los estragos del fin de la economía del ladrillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario