Son parte de un colectivo que recibe una formación pública de máximo nivel y al mismo tiempo las víctimas de un sector muy castigado
Muchos de ellos buscan un porvenir mejor en el extranjero y están dispuestos a dejarlo todo para poder trabajar
Marina Fernández
Cada año, cientos de médicos y enfermeros se licencian en Málaga para
llevar a la práctica una profesión puramente vocacional. Después de
horas de estudio y laboratorio, de prácticas soportando los sinsabores
de la vida, llegan a una meta llamada mundo laboral. Sin embargo, estos
jóvenes han visto truncados sus sueños porque la crisis económica, que
empieza a ser crónica, les ha hecho darse de bruces con la realidad.
Es el caso de Alejandra, una joven malagueña que ha trabajado en la privada hasta que hace unos días decidió plantarse. «Mi sueldo de 400 euros no me daba más que para pagar la letra del coche. No puedo vivir permanentemente de mis padres», explicaba a este periódico. Animada por unos familiares que ya emigraron a Inglaterra, se decidió a dar el paso después de que su novio haya encontrado un trabajo allí tras dos años en el desempleo.
«Ahora trabajaremos los dos y yo ganaré mucho dinero. Por lo mismo que trabajaba antes, ahora cobraré más, 2.800 euros». Reconoce que tendrá que pasar un proceso selectivo y, aunque tiene un buen nivel de inglés, no teme enfrentarse a los pacientes en este idioma porque conoce incluso a quien le pusieron un traductor para ejercer allí la enfermería.
Como ella, cientos de malagueños del sector se han animado a iniciar un éxodo que, de momento, no tiene retorno. Aunque muchos de ellos se aventuran y buscan empleo una vez allí, hay quien se va con el trabajo ya buscado. Para ello están las empresas de captación, que imparten charlas para informar a los profesionales de la calidad de vida de la que gozarán en el extranjero si se deciden a trabajar fuera. Muchas pagan la manutención, buscan una vivienda cerca del centro de trabajo e, incluso, ponen guarderías o vehículo si es necesario. Pero por encima de todo, dan estabilidad.
Por su parte, Juan, médico residente, lamenta que la sociedad vea al sector como privilegiado. «Somos la diana de las frustraciones de los pacientes, que sufren, enferman y viven dramas familiares por la crisis; se quejan a nosotros de las listas de espera, de que ciertos productos ya no sean financiados... pero aunque saben que a nosotros nos han quitado la paga de Navidad, ni se imaginan las reestructuraciones que están haciendo», apunta.
Pese a su planteamiento de irse, reconoce que le gustaría volver en un futuro a España, porque quiere estar cerca de familia y no se ve en el extranjero de por vida.
David se fue a Inglaterra hace casi dos años. Se enfrentó a cinco entrevistas de trabajo y todos los centros sanitarios quisieron contar con él. «Me quedé en el que mejores condiciones me daba», relata.
Aún no sabe si se irá, ya que después de unos meses, volvió a Málaga para trabajar en el Sistema Andaluz de Salud (SAS), aunque se le acaba de terminar su contrato de médico, por lo que quizás se vaya si no le vuelven a contratar. Aún así, admite que la visión que de la sanidad española tienen los extranjeros es muy buena. «Se quedan muy sorprendidos de la capacitación y de la resolución de problemas que tenemos los sanitarios españoles. Estamos muy bien considerados, hasta tal punto que mi jefe de allí me pide que le mande a gente que termina la residencia, e incluso a estudiantes para hacer allí las prácticas», admite.
Lo mismo opina Rocío, una enfermera de 24 años que lleva una semana en Londres. «Decir que eres española es ganar puntos a tu favor. Nuestra profesión está muy bien considerada. Dicen de nosotros que somos muy trabajadores y que poseemos muchos conocimientos», apunta.
Para poder lograr un empleo allí, la joven ha preparado toda la documentación necesaria para ejercer la medicina. «He venido con todos los papeles preparados para solicitar el número de colegiado, sin él es imposible trabajar de enfermera». Y es que los colegios profesionales están jugando un papel fundamental para que estos enfermeros y médicos encuentren el trabajo de sus sueños. Estos necesitan que les expendan un documento que les certifique que están colegiados, porque sin él no les contratan.
«A los jóvenes los vemos como los nuevos marginados, son los más preparados en cuanto a conocimiento, aunque no tengan experiencia», explica el presidente del Colegio de Enfermería de Málaga, Juan Antonio Astorga. Tras numerosas reuniones, entendió que la institución debía favorecer la inserción laboral de estos trabajadores potenciales, por lo que buscó sus carencias para ayudarles en la medida de lo posible. De este modo, decidieron firmar un acuerdo con una empresa de idiomas, que les da clases de inglés para poder obtener un puesto de trabajo en el extranjero.
Reconoce que desde que empezó 2012 el Colegio de Enfermería ha visto como cada mes le llegaban entre 20 y 25 solicitudes para la homologación de su título para salir fuera. «Entre un 70 y un 80% de ellos se termina por ir. Les hacen mejores contratos, el riesgo que hay es que se queden allí, que otros países se aprovechen de las capacidades de la gente a la que hemos formado nosotros».
«Particularmente entiendo que se vayan, los he animado a salir, porque tenemos un entorno muy adverso en Málaga. Hay gente que en la privada está ganando 500 euros».
Desde el Colegio de Médicos, su presidente, Juan José Sánchez Luque, asegura percibir un desánimo generalizado. La falta de contrataciones, unida a la bajada en muchos contratos de un 25%, está desmoralizando al sector. «Hay mucho desconsuelo», admite.
Reconoce que en los últimos meses el goteo de médicos que piden la documentación para irse es cada vez mayor. «Ha acabado un verano en blanco en cuanto a sustituciones, y la sensación es que la administración exige cada vez más pero nos da menos», señaló.
Según datos del Colegio de Médicos, a final de 2012 –si continúa la tendencia– se triplicarán los emigrantes españoles respecto al año 2009. En cuanto a las áreas, la mayoría de los que se han ido han sido médicos de familia, quedando muy atrás las distintas especialidades.
Llegan ofertas de Europa, Asia y América Latina. La Organización Médica Colegial, la entidad que agrupa a todos los colegios de España, emitió 948 certificados de idoneidad en los primeros seis meses de este año. La fuga de profesionales sanitarios es evidente y hay países que se están aprovechando de ello.
Es el caso de Ecuador, que anunció esta semana en España que su país está buscando profesionales sanitarios para cubrir sus necesidades médicas. Explicaron que uno de los principales atractivos de esta oferta es la estabilidad laboral, con contratos permanentes y salarios de hasta 4.000 dólares.
Antes, Arabia Saudí pidió 100.000 enfermeras. Ofrecían sueldos de 3.500 euros netos al mes, y 3.750 si se trataba de especialistas. Como requisitos, llevar al menos dos años graduado y saber inglés a nivel «first certificate»o similar. Como ganchos adicionales, un contrato de un año renovable, 54 días de vacaciones y vuelos gratis de ida y vuelta.
http://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2012/10/14/sanitarios-extranjero/540978.html
Es el caso de Alejandra, una joven malagueña que ha trabajado en la privada hasta que hace unos días decidió plantarse. «Mi sueldo de 400 euros no me daba más que para pagar la letra del coche. No puedo vivir permanentemente de mis padres», explicaba a este periódico. Animada por unos familiares que ya emigraron a Inglaterra, se decidió a dar el paso después de que su novio haya encontrado un trabajo allí tras dos años en el desempleo.
«Ahora trabajaremos los dos y yo ganaré mucho dinero. Por lo mismo que trabajaba antes, ahora cobraré más, 2.800 euros». Reconoce que tendrá que pasar un proceso selectivo y, aunque tiene un buen nivel de inglés, no teme enfrentarse a los pacientes en este idioma porque conoce incluso a quien le pusieron un traductor para ejercer allí la enfermería.
Como ella, cientos de malagueños del sector se han animado a iniciar un éxodo que, de momento, no tiene retorno. Aunque muchos de ellos se aventuran y buscan empleo una vez allí, hay quien se va con el trabajo ya buscado. Para ello están las empresas de captación, que imparten charlas para informar a los profesionales de la calidad de vida de la que gozarán en el extranjero si se deciden a trabajar fuera. Muchas pagan la manutención, buscan una vivienda cerca del centro de trabajo e, incluso, ponen guarderías o vehículo si es necesario. Pero por encima de todo, dan estabilidad.
Por su parte, Juan, médico residente, lamenta que la sociedad vea al sector como privilegiado. «Somos la diana de las frustraciones de los pacientes, que sufren, enferman y viven dramas familiares por la crisis; se quejan a nosotros de las listas de espera, de que ciertos productos ya no sean financiados... pero aunque saben que a nosotros nos han quitado la paga de Navidad, ni se imaginan las reestructuraciones que están haciendo», apunta.
Pese a su planteamiento de irse, reconoce que le gustaría volver en un futuro a España, porque quiere estar cerca de familia y no se ve en el extranjero de por vida.
David se fue a Inglaterra hace casi dos años. Se enfrentó a cinco entrevistas de trabajo y todos los centros sanitarios quisieron contar con él. «Me quedé en el que mejores condiciones me daba», relata.
Aún no sabe si se irá, ya que después de unos meses, volvió a Málaga para trabajar en el Sistema Andaluz de Salud (SAS), aunque se le acaba de terminar su contrato de médico, por lo que quizás se vaya si no le vuelven a contratar. Aún así, admite que la visión que de la sanidad española tienen los extranjeros es muy buena. «Se quedan muy sorprendidos de la capacitación y de la resolución de problemas que tenemos los sanitarios españoles. Estamos muy bien considerados, hasta tal punto que mi jefe de allí me pide que le mande a gente que termina la residencia, e incluso a estudiantes para hacer allí las prácticas», admite.
Lo mismo opina Rocío, una enfermera de 24 años que lleva una semana en Londres. «Decir que eres española es ganar puntos a tu favor. Nuestra profesión está muy bien considerada. Dicen de nosotros que somos muy trabajadores y que poseemos muchos conocimientos», apunta.
Para poder lograr un empleo allí, la joven ha preparado toda la documentación necesaria para ejercer la medicina. «He venido con todos los papeles preparados para solicitar el número de colegiado, sin él es imposible trabajar de enfermera». Y es que los colegios profesionales están jugando un papel fundamental para que estos enfermeros y médicos encuentren el trabajo de sus sueños. Estos necesitan que les expendan un documento que les certifique que están colegiados, porque sin él no les contratan.
«A los jóvenes los vemos como los nuevos marginados, son los más preparados en cuanto a conocimiento, aunque no tengan experiencia», explica el presidente del Colegio de Enfermería de Málaga, Juan Antonio Astorga. Tras numerosas reuniones, entendió que la institución debía favorecer la inserción laboral de estos trabajadores potenciales, por lo que buscó sus carencias para ayudarles en la medida de lo posible. De este modo, decidieron firmar un acuerdo con una empresa de idiomas, que les da clases de inglés para poder obtener un puesto de trabajo en el extranjero.
Reconoce que desde que empezó 2012 el Colegio de Enfermería ha visto como cada mes le llegaban entre 20 y 25 solicitudes para la homologación de su título para salir fuera. «Entre un 70 y un 80% de ellos se termina por ir. Les hacen mejores contratos, el riesgo que hay es que se queden allí, que otros países se aprovechen de las capacidades de la gente a la que hemos formado nosotros».
«Particularmente entiendo que se vayan, los he animado a salir, porque tenemos un entorno muy adverso en Málaga. Hay gente que en la privada está ganando 500 euros».
Desde el Colegio de Médicos, su presidente, Juan José Sánchez Luque, asegura percibir un desánimo generalizado. La falta de contrataciones, unida a la bajada en muchos contratos de un 25%, está desmoralizando al sector. «Hay mucho desconsuelo», admite.
Reconoce que en los últimos meses el goteo de médicos que piden la documentación para irse es cada vez mayor. «Ha acabado un verano en blanco en cuanto a sustituciones, y la sensación es que la administración exige cada vez más pero nos da menos», señaló.
Según datos del Colegio de Médicos, a final de 2012 –si continúa la tendencia– se triplicarán los emigrantes españoles respecto al año 2009. En cuanto a las áreas, la mayoría de los que se han ido han sido médicos de familia, quedando muy atrás las distintas especialidades.
Llegan ofertas de Europa, Asia y América Latina. La Organización Médica Colegial, la entidad que agrupa a todos los colegios de España, emitió 948 certificados de idoneidad en los primeros seis meses de este año. La fuga de profesionales sanitarios es evidente y hay países que se están aprovechando de ello.
Es el caso de Ecuador, que anunció esta semana en España que su país está buscando profesionales sanitarios para cubrir sus necesidades médicas. Explicaron que uno de los principales atractivos de esta oferta es la estabilidad laboral, con contratos permanentes y salarios de hasta 4.000 dólares.
Antes, Arabia Saudí pidió 100.000 enfermeras. Ofrecían sueldos de 3.500 euros netos al mes, y 3.750 si se trataba de especialistas. Como requisitos, llevar al menos dos años graduado y saber inglés a nivel «first certificate»o similar. Como ganchos adicionales, un contrato de un año renovable, 54 días de vacaciones y vuelos gratis de ida y vuelta.
http://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2012/10/14/sanitarios-extranjero/540978.html
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